lunes, octubre 23

Boceto rojizo

Ví, en la tarde, un fatalismo, una suerte de dolor incontrolable, que me volvió desatado; por primera vez sentí mi mortalidad en el ser. "No pasa nada", me dije. "Sólo mi propia humanidad que surge otra vez, como la mar regresa agitado por la tormenta, como la tarde se vuelve complicada y necesaria".
Hemos de calzar estereotipos, o pensar que somos una sola idea, a donde llevan los días y las noches si no al suicidio, a la vaga entereza de este pobre espíritu acongojado que espera lentamente su final sin luchar. Ya lejos quedó la esperanza, sólo queda la resignación. Uno es lo que es no porque se determine, sino porque se elige, uno construye su destino.
"Debo rescatarlo", repito hasta olvidar el significado.
Ya ahora daré paso a la anarquía de la soledad y el hartazgo.